Después de la guerra de los tres
años, los conservadores veían como única opción, traer a un emperador católico
a México.
Napoleón III en 1863, decidió que
el candidato para ocupar el trono de México fuera el Archiduque de Austria
Maximiliano de Habsburgo. Los conservadores mexicanos confiaban en que Maximiliano
gobernaría de acuerdo a los ideales conservadores.
Maximiliano acepta el trono
creyendo que contaba con el apoyo del pueblo.
El archiduque austriaco llega a
la ciudad de México entre grandes festejos el 12 de junio de 1864, su primer
objetivo es crear una corte, pero no contaba con los graves problemas que
atravesaba el país: crisis económica, oposición conservadora y conflictos con
el clero.
Llegada de Maximiliano y Carlota al puerto de Veracruz. |
El régimen de Maximiliano no
logra afianzarse por las contradicciones entre su política liberal y los
conservadores.
Habsburgo asciende al trono en un
México fraccionado; por un lado Maximiliano y por el otro Benito Juárez.
Durante los primero tres años, el
emperador ratificó las leyes y medidas de la Reforma, provocando un desapego de
parte de los conservadores.
Fue una difícil labor para
Maximiliano encontrar liberales ilustrados y honrados puesto que todos
correspondían a la república de Juárez.
El desorden era tan grande que
Maximiliano no pudo poner manos a la obra de la reorganización general, a pesar
de que mostrara gran interés en el pueblo dando audiencias públicas y atendiendo
peticiones de cualquier solicitante.
Maximiliano consiguió que la
mayoría de los gobiernos extranjeros restablecieran sus relaciones con México,
a excepción de E.U.A., este país a partir de 1865 comenzó a presionar el
abandono de los franceses en México.
El gobierno de Juárez prosiguió
sus esfuerzos de liberación y, tras sucesivas batallas, recuperó el control de
México.
Maximiliano fue capturado por los
republicanos en Querétaro, juzgado por un consejo y fusilado en junio de 1867.
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