EL PORFIRIATO DESIGUALDAD SOCIAL
Porfirio
Díaz casi no dejó ningún poder a los gobernadores ni a las autoridades locales.
Él tomaba todas las decisiones. Los diputados y los senadores aprobaban todas
sus iniciativas. La opinión pública debía estarle siempre agradecida. No se
permitía ninguna confrontación de ideas ni de opiniones.
El
presidente se reeligió varias veces. Por largo tiempo esa fórmula funcionó
porque el país anhelaba la paz y la prosperidad, y porque el gobierno de Díaz
logró un impresionante impulso económico. Pero con el tiempo los defectos de la
situación se fueron agudizando. A un lado de la creciente desigualdad y del
clima de injusticia que se vivía, sobre todo en el campo, el problema más grave fue que no había
oportunidad para que quienes deseaban participar en la política pudieran hacerlo.
Durante
el largo tiempo en que gobernó Díaz se realizaron obras importantes en varios
puertos, y se tendieron 20,000 kilómetros de vías férreas.
México
tuvo un crecimiento económico nunca antes visto. Pero como poca gente tenía
dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo favoreció a
unos cuantos mexicanos y extranjeros. Con esto, la desigualdad entre los muy
ricos, que eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, se fue
haciendo cada vez más profunda.
Se
agudizó la tendencia a acumular terrenos
en manos de unos pocos propietarios; es decir, a la formación de latifundios, los
indígenas perdieron muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del
campo tuvieron que ocuparse como peones en las haciendas.
Se
hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública, lo que permitió
que se educaran más niños; cada vez más gente pudo seguir estudios superiores y
así se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y
empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos,
revistas y libros escritos e impresos en México.
La
paz porfiriana fue provechosa para la cultura. Se avanzó en las ciencias, las
artes y la técnica. Se fundaron academias, teatros, museos y asociaciones
artísticas y científicas. Como en Europa y el resto de América, hubo una
profunda influencia de la cultura francesa que puede apreciarse en la mayoría
de los edificios y los monumentos de la época.
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