martes, 1 de noviembre de 2011

"La independencia y sus clases sociales"

El proceso de independencia se desarrolla en cinco estapas:

1. Las reformas borbónicas (1763-1796)

2. La crisis del sistema colonial español (1796-1808)

3. La revolución burguesa por la independencia (1810-1815)

4. La contrarrevolución triunfante y las dispersas guerrillas independentistas (1815-1820)

5. La consumación de la independencia, el efímero Imperio de Iturbide y la conformación del estado nacional republicano.



En la primera etapa, se firma la Paz de París que pone fin a la Guerra de Siete Años y da testimonio indiscutible de la debilidad militar tanto de España como de Francia (monarquías borbónicas), esto provocó una serie de reformas en las colonias determinadas por Carlos III.



Las reformas borbónicas, en la primera fase (1763- 1771), fueron disminuidas ante la resistencia del bloque dominante en el gobierno virreinal. En la segunda fase (1771-1785) se restauró el equilibrio de poderes en el gobierno virreinal y se preparó el equipo de ilustrados que, en la tercera fase (1786-1796), llevaron a cabo la conclusión de las tareas reformistas (establecimiento del sistema de intendencias y subdelegaciones además de “libre comercio” en el sistema colonial español) y lograron constatar su fracaso.



En la segunda etapa iniciada en 1796. Las condiciones dominantes fueron los conflictos internacionales entre potencias europeas y la subordinación de España a la dominación burguesa procedida de la revolución francesa, esto provocó que España perdiera el control de sus colonias ya que en ellas los cambios del régimen fueron perjudiciales donde algunos se hicieron más ricos y otros más pobres.

Esto provoca cambios en las clases sociales y en los trabajos. Las clases trabajadoras son más explotadas y las clases dirigentes (criollas) desean todo el poder para ellas, esto lleva a la necesidad de una revolución.

La contradicción social con el dominio español es el único elemento que une a todas las clases de la naciente conformación nacional; el movimiento revolucionario es anticolonial y, a su vez, en su tercera etapa (1808- 1815). Durante la lucha por la independencia (1808- 1842) destacan cuatro corrientes que se disputan el poder y los destinos de la revolución; se trata, en realidad, de cuatro grandes clases:



1) La de la reacción colonialista

2) La de los conservadores

3) La de los liberales

4) La del popular revolucionario



El partido liberal reorganiza un nuevo centro conspirativo en Querétaro (1810) las juntas son denunciadas y se da inicio a la aprehensión e investigación de los conspiradores, entre ellos Aldama, Allende, Hidalgo, etc.

A los límites impuestos por la aristocracia criolla terrateniente (“revolución sin revolución”, esto es, la emancipación política sin tocar para nada la estructura social de origen colonial), vino la contundente respuesta del partido popular revolucionario: golpear al doble enemigo (externo e interno, españoles y aristocracia criolla terrateniente).

Unidad y diversidad en los partidos independentistas son los factores que se encuentran inmersos en la dualidad del proceso: revolución por la independencia e independencia sin revolución.



El “Grito de Dolores” dio lugar a un primer planteamiento: lucha de “americanos” contra “españoles”, o sea un llamado al levantamiento nacional de todos los partidos independentistas afectados por el dominio colonial empezando por la gran propiedad criolla hasta las masas desposeídas.



La extensión del ejército revolucionario y sus éxitos en las operaciones militares conllevan a la claridad programática del liberalismo en México.



La prisión y muerte de Hidalgo, el ascenso progresivo de José María Morelos como primera figura del movimiento revolucionario provocan la crisis en la dirección de la contrarrevolución: Calleja sustituye a Venegas como virrey.

Calleja, ante la reacción absolutista que encabeza Fernando VII (1814) y la derrota militar de Morelos, inicia una política represiva contra los principales exponentes y componentes del partido liberal; mismo que le permite conseguir su traslado hacia la metrópoli.

En la cuarta etapa del movimiento de independencia (1815-1820), la huella de la revolución popular radical no desaparece; sin embargo, es cada vez más débil para que pueda determinar el contenido social de la Independencia de 1821.



El efímero imperio de Iturbide permite a los restos del partido liberal y del popular revolucionario reorganizarse y establecer una “república representativa popular federal”.

Causas, fuerzas motrices y lugar histórico permiten caracterizar las convulsiones de 1810 a 1824 como una revolución de independencia llevada a cabo en forma de guerra de liberación y que en sentido socioeconómico representa una revolución burguesa no acabada.

4 comentarios:

  1. Considero que esta informacìón le falta desarrollar más... Esperemos ver que dice la maestra.

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  2. Hola: su información es clara y precisa aunque todavía es extensa ¿Ustedes la comprenden? entonces favor de hacerla con sus propias palabras, OK?? Elo Bea

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  3. Igualmente yo considero que es precisa, opino que hagamos un mapa de esto.

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  4. y ¿por qué no han hecho? tienen 8

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