domingo, 6 de noviembre de 2011

LOS EXPERIMENTOS POLÍTICOS: monarquía y republica, federalismo o centralismo.

Las décadas que siguieron a la consumación de la Independencia de México fueron de confrontación constante entre liberales y conservadores, que sostenían ideas diferentes en relación con la forma de gobierno que debía adoptar el país. En el periodo de 1821-1867 se establecieron gobiernos diferentes: la monarquía (que también se le conoce como el imperio de Iturbide), la república federal, la republica centralista, la dictadura de Santa Anna, el Imperio de Maximiliano de Habsburgo y otra vez la república federal, restaurada por los liberales, con Juárez, al frente, en 1867. 


Tras el fracaso del imperio de Iturbide (1822-1823), los conservadores plantearon instaurar una república aunque no descartaban la posibilidad de instalar una monarquía. Proclamaban el centralismo promovería mayor integración nacional. En el ámbito económico, se oponían a los cambios que afectaran sus intereses, pues no solo deseaban conservar sus propiedades, negocios y riquezas, sino incrementarlos.


 Los liberales pretendían introducir cambios en la sociedad mexicana para instaurar un régimen de libertades políticas y civiles; defendían la igualdad de derechos y obligaciones, por lo cual promovían la anulación de los fueros del ejército y el clero. En relación con la política, eran partidarios de instalar una república federal (de ahí el nombre de federalistas); sostenían que el federalismo aseguraría las provincias mayor libertad para resolver los asuntos internos.


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